Introducción
No digo que yo lo hubiera hecho mejor, pero es alucinante pensar que la elección de un hombre por Satanás en lugar de Dios dio paso a toda la enfermedad, el dolor, el daño y la pérdida de este mundo. Y desde entonces, la humanidad ha estado lidiando con las secuelas.
El problema es que con frecuencia intentamos superar esto por el camino equivocado. Por ejemplo, muchos maestros religiosos intentan avergonzar a la gente por sus pecados. Esto sólo trae juicio y condena, y en realidad desalienta nuestros esfuerzos. ¿Por qué?
Porque el juicio no nos libera; lo hace la gracia de Dios.
Durante años, asesoré a reclusos. Conocí a hombres que estaban llenos de remordimientos porque habían hecho daño a personas a las que querían mientras estaban borrachos, drogados o enfadados. Cuando los miras a los ojos, ves a hombres destrozados, algunos tan llenos de vergüenza y condena que corren el riesgo de quitarse la vida.
Jesús sabe lo que se siente porque Él asumió la naturaleza del pecado en la cruz. No importa lo que hayamos hecho, Él nos ofrece un intercambio por nuestra vergüenza: la naturaleza de Dios, una relación con Él, perdón, sanidad, paz, gozo, fortaleza y ¡mucho más! Esa es Su gracia en acción — la gracia que te liberó cuando entregaste tu vida a Cristo y que continúa liberándote hoy y todos los días.
Ahora veamos cinco cosas incluidas en la libertad que Jesús ganó para ti.
Acceso al Trono de la Gracia
A veces evitamos pasar tiempo con Dios porque creemos que Él nos mirará con decepción o enfado por todas nuestras fallas. Pero, ¿qué dice la Palabra que recibimos cuando acudimos a Él?
Acerquémonos, pues, con confianza al trono de nuestro Dios amoroso, para que él tenga misericordia de nosotros y en su bondad nos ayude en la hora de necesidad. Hebreos 4:16 (DHH)
Este versículo no dice que recibirás juicio. Cuando te acercas con valentía al trono de gracia de Dios, obtienes misericordia.
¿Qué es la misericordia? Cuando te equivocas, en lugar del castigo que mereces, recibes perdón. Eres hijo de Dios, y Él no te juzga, ni te condena, ni te castiga. De hecho, Jesús no vino a juzgar al mundo; vino a salvarlo (Juan 3:17). Por eso siempre puedes acudir con confianza al trono de gracia.
¿Y por qué se llama trono de gracia? En griego, gracia se interpreta como favor inmerecido. Si algo es inmerecido, significa que no tienes que ganártelo. Pero, ¿cuál es el favor que recibes? El poder que recibes para ser libre.
Tienes esta gracia y está ahí siempre que la necesites. Tal vez quieras llevar tu negocio o tu matrimonio al siguiente nivel. Tal vez estás lidiando con una tentación personal o problemas con gastos excesivos. No importa lo que sea, hay una respuesta común: ven con valentía al trono de la gracia.
Una vez que acudas a Dios audazmente en busca de ayuda, ¡Él te empoderará en amor para cambiar, crecer e ir más allá!
Empoderamiento para hacer mejor las cosas
La misericordia y la gracia tienen que ver con ser perdonados... Pero también te empoderan para hacer mejor las cosas. Cuando hablas con Dios sobre lo que te preocupa, obtienes compasión y el poder que necesitas para superarlo.
Muchos creyentes dudan en orar porque sienten que Dios los está juzgando. Cuando hacen algo mal, evitan hablar con Dios sobre ello. Sienten que deberían agachar la cabeza avergonzados y no pedir ayuda. Pero Efesios 3:12 dice que debemos acudir a Dios con libertad y confianza. Si has cometido un error, puedes decir: "Padre, necesito misericordia porque me he equivocado", y entonces sabrás que eres perdonado.
Y en Cristo tenemos libertad para acercarnos a Dios, con la confianza que nos da nuestra fe en él. Efesios 3:12 (DHH)
Al mismo tiempo, puedes decir: "Padre, te doy gracias por la gracia, porque quiero cambiar esto. Confío en Tu poder para ser la clase de persona que quiero ser". Entonces puedes confiar en que Él no sólo te está ayudando a tener el autocontrol y la fuerza de voluntad que necesitas, sino que te está ayudando a cambiar tus deseos, para que realmente comiences a ver resultados.
Todavía vas a tener que poner algo de esfuerzo, pero mientras lo haces, sé consciente de Su gracia fenomenal. Combina tus esfuerzos con Su poder y ¡mira cómo tu vida cambia para bien!
Un mayor nivel de libertad
Cuando luches contra la tentación, recurre de nuevo a la gracia de Dios. ¡Él te libera!
Y para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser Sumo sacerdote, fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Hebreos 2:17 (DHH)
Necesitas confiar y creer que tienes la gracia de Dios – Su poder, habilidad y provisión completa para tu vida – y la tienes gratuitamente. No tienes que ganártela. Cuanto más entiendas y creas esto, más experimentarás los efectos de esta gracia en tu vida, y no sólo te dará el poder de alejarte de las cosas malas, hará que realmente desees cosas buenas, y esa es la verdadera libertad.
Algunas personas luchan contra la adicción y no creen que vayan a liberarse nunca. Sienten que van a desearlo hasta el punto que es en lo único en lo que van a pensar, día tras día. Piensan que, aunque reúnan la fuerza de voluntad suficiente para dejar de hacerlo, seguirán deseándolo.
Aunque ese tipo de fuerza de voluntad puede ayudarte a resistir lo que te tienta, eso no es libertad. Es un gran comienzo, pero es posible tener un mayor nivel de libertad, y se resume en Filipenses 2:13 (DHH): "pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo."
Dios no sólo obra en ti para que hagas cosas buenas. También obra en ti para que quieras hacer cosas buenas. Hay una gran diferencia. Sigue confiando en el hecho de que la gracia de Dios es tuya como creyente, y serás fortalecido para vivir a Su manera... y amar hacerlo.
Todo lo que Jesús merece
Cuando entregas tu vida a Jesús, entras en la gracia de Dios. Entender lo que es la gracia fortalece tu fe porque te das cuenta de que tienes todo lo que necesitas dentro de ti para vivir la vida maravillosa que Él ha prometido.
Sin embargo, hay algo más que necesitas entender para desarrollar una fe inquebrantable. Se llama justicia, que es estar en una posición correcta con Dios. Verás, cada vez que trates de creer que puedes tener lo que Dios dice que puedes tener – ya sea salud, prosperidad, guía o paz – tu mayor enemigo será la duda.
Te vendrán a la mente todos tus defectos y fracasos, y pensarás que no has sido lo suficientemente bueno como para merecer la ayuda de Dios. Aunque creas que Dios hace milagros, si no entiendes la justicia, no estarás plenamente convencido de que los milagros ocurrirán en tu vida. Debes comprender que las promesas de Dios no dependen de tu comportamiento perfecto. La justicia no se basa en lo que haces. Se basa en lo que Jesús ha hecho.
Y así como el delito de Adán puso bajo condenación a todos los hombres, así también el acto justo de Jesucristo hace justos a todos los hombres para que tengan vida. Romanos 5:18 (DHH)
Estás bien con Dios porque confías en Jesús. Como resultado, tienes derecho a todas las bendiciones y promesas que Jesús merece.
Enfócate en desarrollar confianza en el hecho de que a través de Cristo Jesús tienes todo lo que necesitas para tener la clase de vida que Dios dice que puedes tener, y que calificas completamente para esa vida debido a Jesús. En la medida en que crezcas en tu comprensión de la gracia y la justicia, ¡desarrollarás una fe inquebrantable que ve lo milagroso!
Su gracia y habilidad sobrenatural
No necesitas enfocarte en tratar de compensar algo a Dios.
Nada se interpone entre tú y una relación cercana y amorosa con tu Padre Dios. Puedes pedirle lo que necesites sabiendo que tu merecimiento es irrelevante. Jesús merece cualquier cosa que le pidas a Dios, ¡así que tienes derecho a ello por medio de Él!
Mientras te mantengas fuerte en tu entendimiento de la gracia y la justicia, lo milagroso comenzará a entrar en tu vida. La justicia, que es tu posición con Dios, es un regalo que recibes cuando confías en Jesús. Su gracia es tuya, lo que significa que Él te ha provisto de todo lo que necesitas para tener la vida increíble que te ha prometido.
No hay manera de que puedas ser la clase de esposo o padre que tu familia necesita sin el poder de Dios obrando en ti. ¡La buena noticia es que no tienes que hacerlo!
Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros.» Mateo 11:30 (DHH)
En este versículo, es como si Jesús dijera: "Te he calificado para que estés bien con Dios. ¡Puedes levantarte de cualquier lío en el que te metas porque Mi poder es tuyo! No solo tienes acceso a el cuando haces todo bien. De hecho, ¡necesitas Mi poder para hacer lo correcto! Mi poder, amor y habilidad están siempre contigo, incluso cuando no estás a la altura".
No caigas en la mentira de que tienes que ocuparte de tus malos hábitos y de tu comportamiento incorrecto antes de poder acudir a Dios en busca de ayuda. Vivir en Su gracia significa que el poder y la habilidad de Dios son tuyos para ayudarte con cada problema, ¡así que acude a Él con valentía, tal como eres!
Conclusión
Cuando Jesús murió en la cruz, se hizo un intercambio. Él tomó nuestro lugar y pagó el precio por nuestros pecados. A cambio, nos dio todo lo que Él merece. Si elegimos confiar en Él, tenemos acceso a Su amor, salud y sanidad, a Su sentido confiado de propósito y a Su relación íntima con Dios. ¿Por qué estás mirándolo, esperando a que Él haga un movimiento cuando Él ya lo hizo?
Es hora de reconocer la belleza y el poder de lo que Jesucristo ha hecho por ti.
A través de Él, tienes el perdón de Dios y Su poder, y puedes venir a Él en cualquier momento sin sentirte condenado. Incluso cuando te equivocas, Dios no está enfadado contigo. Quizás tengas que compensar a las personas a las que hiciste daño para que ellos te dejen volver, pero tú relación con Dios es inquebrantable. Se basa en lo que Jesús ha hecho, ¡así que siempre estarás bien con Él!
Pero ahora, sin la ley, Dios ha mostrado de qué manera nos hace justos, y esto lo confirman la misma ley y los profetas: por medio de la fe en Jesucristo, Dios hace justos a todos los que creen. Pues no hay diferencia. Romanos 3:21-22 (DHH)
Si intentas arreglar las cosas con Dios o tratas de ganar milagros con tu comportamiento, en realidad ese es un tipo de arrogancia. Básicamente estás diciendo que Dios tiene que hacer algo por ti porque tú estás haciendo cosas por Él. Mientras tanto, ¡no calificarías para sanarte de un dolor de cabeza!
Dios nos dio a Jesús para que pudiéramos entrar en una nueva vida sin la carga de la condenación, ¡una vida llena de gracia! Date cuenta de que tienes el derecho a pedir, no porque seas perfecto, sino porque Jesús es perfecto.